18 oct 2011

Las Kellies: explorando el mapa



 Luego de dos giras por Europa -una en el 2009 y otra este año- Las Kellies, un trío rock de chicas argentinas visitó nuestro país en septiembre. Entremedio de sus dos fechas, una en Bar Loreto y la siguiente en Cellar, se tomaron una mañana para conversar con Extravaganza!


Está todo muy tranquilo en el lobby del Hotel Foresta. Aviso de mi llegada al recepcionista, quién llama a la habitación de Silvina (batería), Julia (bajo y voz) y Cecilia (voz y guitarra). Luego de unos minutos, esta última baja en pijamas a recibirme, disculpándose porque la facha, pero no han dormido nada. “Estuvo muy bueno anoche”, me comenta, refiriéndose a la presentación que realizaron el jueves 29 de septiembre en Bar Loreto. Sube a cambiarse y a buscar a las chicas. Salimos a la calle. Hacemos las fotos que acompañan esta entrevista. Luego, es un buen momento para desayunar.



Las chicas están muy contentas con su paso por Chile. “Te pagan lo que corresponde, hay movida, agite, y sobre todo, te tratan bien, allá en Buenos Aires, aveces tenemos esa suerte y a veces no”, explican. Hace seis años que no paran y que este proyecto se transformó en su prioridad. El mismo tiempo que ha pasado desde que Silvina y Cecilia se conocieron en un concierto de Félix y Los Clavos, y decidieron armar una banda. Luego de algunas rotaciones en sus integrantes, llegó Julia a hacerse cargo de las guitarras, el año 2008, luego de la grabación de su segundo álbum, Kalimera. “Yo empecé a tocar la guitarra y después se fue la bajista y empecé a tocar el bajo. Ahí como que ya estaban hablando de hacer una gira a Europa, y creo que yo lo empujé un poco”, confiesa Julia. “Si no hubiese sido por esta, no la hacíamos”, interrumpe Cecilia. “Ella tenia que ir a visitar a sus viejos allá, entonces era más fácil porque ya teníamos un pasaje cubierto. Luego empezamos a tramitar nosotras a mandar mucho mail, invertimos mucho tiempo y guita en hacerlo, y al ver que había una respuesta, de que nos iban a pagar por tocar, aunque no cubriera todos los gastos, ya era algo ¿no? Sientes que lo que estás haciendo tiene otro valor, pensábamos 'guau acá no pasa, allá si'”, remata.



Quizás, la decisión de salir a explorar el mundo con sus composiciones, se vio reforzada por el contexto sobre el que pululan la mayoría de las bandas en Buenos Aires. “Allá hubo una industria, pero no sé, yo creo que a partir de lo de Cromañón (una discoteca incendiada el 2004 mientras tocaba la banda Callejeros y donde murieron 194 personas) la historia se cagó. Como que se hizo mierda Cromañón, chicos murieron y muchos de los boliches clausuraron porque no cumplían con las reglas. Luego, todos coimeando para que estén habilitados y muchos bares cayeron. Donde antes se tocaba, ya no se podía más, pero ibas a tomarte un trago y ponían musiquita, y si te parabas a bailar te decían, sentate, no está habilitado. Se puso muy jodida la cuestión y eso creo que hizo que haya muchos menos lugares para tocar y allá hay muchas bandas. Hay grupos que hasta pagan por tocar, por ejemplo”, describe Cecilia.



Y el estado de la prensa musical -a su juicio- no dista mucho de esta realidad construida en el temor. “Hay mucha necesidad de quedarse en lo seguro. No quieren arriesgarse”, declara Silvina, (quien además, acompaña a Daniel Melero en las baterías). “No están explorando. Vemos que las bandas les están dando en la cara y los chavones no sé si se dan cuenta de lo que están viendo”, continúa Cecilia. “La prensa que nos hicieron en Europa nos sirvió mucho, para venir acá incluso, para armar fechas y otras cosas. En Argentina no están explotando eso, que afuera somos representantes del puto país”. Julia interrumpe, “les daba vergüenza a los periodistas de Inglaterra, porque no sabían nada de la música argentina, yo creo que en nuestro país no se está valorando eso”, señala.



“No somos una banda feminista”



La tendencia al ver a tres mujeres con sus instrumentos enchufados a la corriente, generalmente, genera encasillamientos, como por ejemplo, pensar que se trata de “otra banda feminista” (con todos los estereotipos creados en torno a eso). Para el trío, este no es el caso. “No tenemos una ideología o una política, pero yo creo que cada una tiene su rollo feminista”, indica Cecilia. “Por otro lado no queremos tener un integrante masculino, obviamente, nos rodeamos de ellos, sonidistas, y un montón de chicos que nos ayudan, porque es un mundo de hombres, pero en cuanto a la música, la composición, nos gusta que parta desde el lado femenino”, continúa. “Para mi la mujer es más corporal que el hombre, que es mas mental a la hora de hacer música, no todos, pero en general”, explica Silvina. Por su parte, Julia indica que “siempre nos comparan con cualquier banda que tenga mujeres, no sé, las Vivian Girls, The Slits. Y al principio decís ‘no, no somos como esa banda’, pero al final te das cuenta de que hay algo en ser mujer tocando música, que tiene cierto sonido, que deja fuera el virtuosismo, por ejemplo”.



Y si nos metemos en el terreno de las herencias o influencias sonoras, las chicas consensúan. “ESG.  De ellas aprendimos la simplicidad de la composición, eso de la base que te haga bailar también”, declara Cecilia. “Y el valor del vacío también. De repente con un bajo y una voz ya tienes un tema que te rompe la cabeza”, continúa Silvina. "Y también nos gusta mucho trabajar con el humor. Si de repente llega un pibe y me dice ‘dale ponete algo más sexy’, yo le digo ‘para qué chavón, me vas a generar problemas’", broma Cecilia. “Pero hablando en serio, más que estar unida por el hecho de ser mujeres, estamos unidas por el estilo que nos gusta y porque la pasamos muy bien juntas”, dice Julia. Con la probada que tuvimos en sus dos presentaciones en Santiago, esa sincronía y complicidad quedaron en evidencia.

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