27 nov 2011

GuendelMAN: un "liberal" haciendo moonwalking


Oye Guendelman, tal como una abuelita que vio en peligro su jardín durante el homenaje a Krassnoff, me horroricé. Con tu texto eso sí. Pero no es esa indignación que uno siente frente a algo que no comprende o que le teme. Es un desagrado basado en lo que yo creo que es el sentido común y una comprensión lectora decente. Pero voy a ir por partes, ya que me siento tremendamente distanciada de tu lógica en muchos de los puntos que tocas en tu columna "Gruesa".

En primer lugar, titulas de esa forma tu intervención, a raíz de una opinión que diste respecto a la figura de Britney Spears, luego de haberla visto en el Estadio Nacional, el pasado 22 de noviembre. "Rellena. Maciza", te cito. Y sí, probablemente, el cuerpo de la cantante, luego de dar a luz dos hijos no es el de esa virgen wannabe que bailaba "...Baby One More Time" con faldita de escolar. Pero eso en ningún caso es algo terrible. De hecho, para tener 29 años y haber hecho de todo lo que ha hecho en su vida, esta mujer está bastante bien. Pero bueno, es tu opinión. Eso sí, pobres chicas con la autoestima tambaleante que te lean, porque se van a mirar al espejo y verán que su talla 38 o 40 le quedaría flotando a la estadounidense y partirían con esas dietas satánicas que algunas mujeres hacen. 

Lo que tú haces, con lo que crees que es un comentario inocente, y que reclamas de manera soberana como parte de la libertad de expresión, es bastante peligroso. Y no es por hacer alharacas de todo esto, tú y yo sabemos que el lenguaje es un arma muy poderosa. Por algo existen canciones que se transforman en himnos generacionales y presidentes que salen electos con paupérrimos planes de gobierno. Creo que tus aseveraciones son violentas, en el sentido en que reproducen un discurso que muchas personas -hombres y mujeres- han trabajado muy duro por amainar. Y que, sin lugar a dudas, lo van a seguir haciendo, felizmente. 

Pero hay un punto más allá de lo corpulenta que creas que está la señorita Spears. "Una cantante que vende sensualidad en sus canciones, debe al menos tratar de replicar el concepto en sus shows", dices. Acá yo creo que, derechamente, estamos parados en latitudes diferentes, porque creo que asistimos al mismo espectáculo ¿no? Britney Spears, una estrella pop controlada desde la infancia por la maquinaria  que es la industria, utilizó todos los recursos que dispone ésta para saturar de erotismo el escenario, durante la hora y media que estuvo sobre él. Seamos claros, aquí tú impones el término 'sensualidad'. Y ese concepto -materializado minuto a minuto en los medios- se resuelve con los elementos expuestos por la cantante, es decir, harto escote, pierna al aire, movimientos cadenciosos, ritmos sugerentes y hasta un caño en 'Lace And Leather' donde Francesco fue el seguidor afortunado que pudo verlo de cerca. 

Lo que trato de decir, es que esta mujer se valió de los artificios que entrega este mundo para llevar el mensaje de "te vendo sexo" a los receptores. Ahora, si a ti no te movió ni un pelo, estás en tu derecho absoluto, pero decir que no "trató de replicarlo" me parece una falacia. 

Quisiera citarte nuevamente. "Es cierto, las feministas en su momento fueron fundamentales para romper la injusticia de los géneros y comenzar a fracturar el subsidio a la mediocridad tan propio de los hombres. Tenían que ser combativas en los años setenta. Y hasta entiendo que se rieran poco. Pero ya no más. Una feminista pegada en el pasado es hoy un chiste, un cliché y un tipo de persona que toda mujer avanzada detesta". Y como ocupaste más de una vez la palabra feminista en el mismo párrafo, me voy a ver obligada a buscarle un sinónimo. Tú -a estas alturas mejor que nadie- sabes lo difícil que es buscarle un símil a este término, para no herir susceptibilidades ¿verdad?


Te metiste en las patas de los caballos, Guendelman. Con las chiquillas no se juega. Claro que debían ser combativas en los sesenta. Y en los setenta, ochenta, noventa y ahora también deben serlo. Sí puedo aceptar que hoy en día es un movimiento algo desarticulado pero, obviamente, tú bien sabes que la historia es cíclica y las agrupaciones pasan por períodos de reorganización, ya sea teórica, práctica o incluso de líderes. Las discrepancias dentro de la colectividad pueden tener varios motivos, y creo que las posturas generacionales juegan un papel fundamental en la definición de los paradigmas. En pensar las cosas desde la diferencia y no de encontrar un lugar común que hable de LA mujer, como si fueran muñecas creadas en serie. Desconocer su trabajo en los últimos cuarenta años, not cool.


Además, me regocijo en espanto cuando dices "las feministas en su momento fueron fundamentales para romper la injusticia de los géneros". El concepto de género surge para diferenciar el ámbito cultural  del biológico en cuanto a la construcción de la sexualidad. Por lo tanto, el término jamás será injusto. Lo que es irrazonable e inaceptable son las prácticas que constituyen tanto al femenino, como al masculino.  

Una cosa que me llama la atención del último párrafo de tu columna es el tono. Aquel que utilizas para evangelizar acerca de cómo son las mujeres evolucionadas, esas que vienen de vuelta. Esas que te lavan la loza mientras planean una reunión de trabajo con el manos libres y te mecen al cabro chico en el coche con el pie. Esas que la industria del entretenimiento y la publicidad se han desvivido en recrear continuamente.

Te cito (me encanta citarte) "Las mujeres que vienen de vuelta no ladran, no andan enojadas por la vida, saben perfectamente combinar sus habilidades en materia laboral con la coquetería de un vestido sexy, manejan las emociones y las finanzas como los dioses y, al mismo tiempo, se dan el tiempo de ir al gimnasio para tener el mejor cuerpo posible. No es obligación dejarse las canas para ser intelectual. No hay que ser enemiga de los hombres para ser amiga de las mujeres. Eso ya fue. Se acabó".

Otra cosa que me deleita es ver cómo hablas de historia, de tiempos. Del pasado y del futuro. Pero tus dichos relacionados con estos conceptos escapan a una idea vital. La cronología de hechos de cualquier índole son construcciones, y como tales, están basadas en ideologías. Toda esa idea del trabajo, el vestido sexy y el gimnasio, está sustentada en una representación clásica del machismo. Es una instrumentalización  que sólo tiene sentido para ti, porque eres un hombre que posee aquel discurso y para ti se configura como un elemento diferenciador. O al menos, llamativo. Lo gracioso es que cualquier palabra que esgrimes crees que refuerza tu espíritu liberal.

Cuando apagas la tele y dejas tu computador en reposo, te das cuenta que las mujeres sí se sacan la cresta trabajando, ya sea en la casa o fuera de ella -las valientes en tacos, hazte esa- y mientras lidian con sus problemas laborales, también lo hacen con sus hijos, con sus parejas y con el entorno que constantemente les recuerda que no sólo tienen que hacer todo esto bien, si no que además, les tiene que alcanzar el tiempo para ir al gimnasio y así "tener el mejor cuerpo posible".

Y todas esas amigas, que hacen verdaderos malabares, tienen todo el derecho a ladrar y andar enojadas. Más aún si a cada segundo les están recordando que por más que trabajen por llenar diferentes espacios en la esfera pública y privada, nunca es suficiente.

Yo invito a todas las secretarias, profesoras, amas de casa, cantantes y demases a enojarse todo lo que quieran. Pataleen si no están de acuerdo. Que nadie les diga que por reclamar son el refrito de algo que en el sartén se quemó hace años, o que les falta aún, que van de ida. El hecho de soportar estoicas discursos como el del señor Guendelman, me indica que ya todas van de vuelta.

3 comentarios:

Catalina dijo...

Simplemente aplaudo tu sensatez, lo agudo de tu pensamiento y la avidez de tu palabra.

Cariños, Catalina.

+VANA+ dijo...

Gracias por el comentario. Reflejas lo que varias pensamos sobre la caricatura del feminismo y el rol de la mujer.

Leo Belmar dijo...

Excelente! Solo quiero hacer hincapié en que "el feminismo" ha mutado y, a raíz de lo que se observa en los distintos ámbitos en los que se mueve la mujer, creo que se mantiene plenamente vigente. Quizás no en las formas, pero si en el fondo.